NUESTROS VALORES VALORES DEL MOVIMIENTO LAUDATO SI’ Anclados en nuestra Fe Comprometidos con la transformación Cuidamos los unos de los otros Somos proféticos Tenemos un enfoque integral Cultivamos unidad en la diversidad Estamos en la Iglesia y en el mundo Construimos puentes Abrazamos la contemplación y la acción Vivimos en esperanza Anclados en nuestra FeNuestra fe católica nos motiva a actuar y la encíclica Laudato Si’ inspira nuestra misión. Como seguidores de Jesús, nuestras decisiones se guían por las Escrituras y la Doctrina Social de la Iglesia. Servimos a la Iglesia dando relevancia a la integridad de la creación y reconociendo el valor del cuidado de la creación de Dios en nuestra tradición de fe y en nuestras vidas cristianas. Comprometidos con la transformación espiritualNos comprometemos a la «conversión ecológica», la transformación continua de nuestros corazones hacia un mayor amor con nuestro Creador y la creación. Nos tomamos tiempo para escuchar el mensaje de Dios en la creación «con asombro y maravilla» (LS 11). Reflexionamos sobre nuestras palabras y acciones, reconocemos con humildad dónde fallamos y practicamos nuevas formas de vivir con sencillez y solidaridad con la creación. Cuidamos los unos de los otrosCultivamos una «cultura del cuidado» (LS 231) de los demás, de nosotros mismos y de todos los seres vivos que comparten nuestra casa común. Honramos los dones y las limitaciones de los demás. Celebramos nuestras relaciones. Somos proféticosAtendemos «el grito de la tierra y el grito de los pobres» (LS 49) instando a una acción ambiciosa por la justicia ecológica y climática. Actuamos en solidaridad con las comunidades que soportan la carga injusta de la crisis ecológica, incluidas las generaciones futuras. Desafiamos las estructuras de pecado y pedimos un «cambio radical» (LS 171), estando abiertos al diálogo. Nuestra labor profética es siempre apartidista y no violenta. Tenemos un enfoque integral«Todo está conectado» (LS 91). Adoptamos una visión ecológica integral del mundo, que considera que las cuestiones ecológicas, culturales y sociales están entrelazadas. Nos comprometemos a proteger toda vida humana, desde el vientre materno hasta la tumba, y a proteger otras especies. Cultivamos la unidad en la diversidadNos nutrimos de la rica diversidad de la creación y de la diversidad dentro de la Iglesia, esforzándonos por la unidad en el cuidado de nuestra casa común, al tiempo que honramos los dones únicos que cada individuo u organización aporta. Vivimos una «espiritualidad de la solidaridad global» (LS 240), que nos une para una acción coordinada globalmente que se adapta a los contextos locales. Estamos en la Iglesia y en el mundoServimos junto a toda la familia católica, desde la jerarquía hasta las bases, desde el clero y los religiosos hasta los laicos. Construimos relaciones entre la Iglesia y el movimiento ecologista, siendo «ecologistas cristianos» que son ecologistas entre los cristianos y cristianos entre los ecologistas Construimos puentesAbrimos un espacio para la colaboración entre organizaciones y personas más allá de las fronteras y las regiones. Trabajamos codo con codo con otros cristianos, otras comunidades religiosas y movimientos sociales y medioambientales como una única familia humana. Abrazamos la contemplación y la acciónSomos contemplativos y activos. Nos deleitamos con el canto de la creación y respondemos compasivamente a su grito. Practicamos una «espiritualidad ecológica» de ritmo lento, de reflexión y oración, y practicamos un activismo rápido que se ajusta a la urgencia de la crisis. Vivimos en esperanza «Sabemos que las cosas pueden cambiar» (LS 13). Con la alegría de la Resurrección, celebramos historias de resistencia y vida. Nos alegramos de este ministerio como expresión del amor de Dios en nuestra vida y en toda la creación. Confiamos nuestros esfuerzos al Espíritu Santo y a María Reina de la Creación.